Cuentos completos I, de Jack London
Cuentos completos I
Reino de Cordelia
Madrid, 2017
El
primer volumen de cuentos de Jack London, que reúne los 197 relatos en tres
volúmenes, del maestro del relato de aventuras y de la vida salvaje, hasta
ahora inéditos en España-Se publican por primera vez en castellano la colección
de relatos completos de Jack London (San Francisco, 1876 - Glen Ellen, 1916),
en tres volúmenes que suman casi tres mil páginas, por la editorial el Reino de
Cordelia que ha realizado un excelente trabajo de recopilación y edición. Los
casi doscientos relatos (197 para ser más exactos) que componen la obra estaban
publicados de forma parcial, desordenada y sin criterio de selección, además de
contener 36 de ellos que son inéditos. Todos ellos fueron escritos por el
narrador estadounidense en los veintitrés años de febril actividad literaria.
Esta edición está basada en la publicada por la Stanford University Press,
California, en 1993., gracias al meticuloso trabajo que realizaron
investigadores de dicha Universidad que dio lugar a la edición californiana. En
la publicación española, la traducción es de Susana Carral que realiza una
excelente labor y que será, también, la encargada de traducir los dos
siguientes tomos que aparecerán a finales de 2018 y 2019, respectivamente.
El
primer volumen que sirve de objeto de este comentario, contiene los ochenta y
siete cuentos escritos entre 1893 y 1902, de los cuales cinco son inéditos y la
primera versión del famoso relato “Encender una hoguera”. De estos 197 cuentos,
161 provienen de los veinte volúmenes de narrativa corta cuando aún vivía
London y durante los seis años que siguieron a su muerte. Por lo que la mayoría
fueron corregidos por el propio London
Dichos
relatos que forman el primer tomo fueron escritos en su adolescencia y
juventud. Predominantemente, el autor se inspira en sus andanzas como marinero
en la goleta Sophia Sutherland que navegaba hasta Japón. Más tarde, London
cambio de latitudes y se dirigió al río Klondike, entre Canadá y Alaska, para
buscar oro acompañado por su cuñado, James Shepard. En tan desolados parajes,
vivió los peligros que representaban los paisajes helados y la siempre
constante presencia de la muerte blanca que se escondía en la nieve y el hielo
con sus trampas mortales.
Todas
estas duras experiencias London las llevó hasta su escritura, creando una obra
apasionada y salvaje que utilizó para analizar los límites de la existencia
humana y la capacidad del hombre para sobrevivir en las condiciones más
extremas y a los mayores peligros.
Este
autor escribía durante los años en los que los cuentos y relatos estaban en
pleno auge en los Estados Unidos, país en el que los avances de la técnica, en
lo relativo a las rotativas y artes gráficas, permitió que libros, periódicos y
folletos se imprimieran en tan gran número que podía llegar hasta un gran
número de lectores, lo que permitió que las revistas por entregas donde
figuraban los relatos de London llegara hasta un número impensable de lectores,
Por ello, otros escritores pudieron vivir de lo que escribían, aunque fue
London el pionero de ellos. Hemingway y Fitzgerald fueron muy influenciados por
aquel.
Los
primeros cuentos de London, de la última década del siglo XX, fueron recortados
o rechazados por editores que no aceptaban ningún escrito que no coincidiera
con el “estilo de la casa”. Él aceptaba ese sacrificio de parte de sus escritos
por necesidad económica, aunque tuvo la precaución de guardar sus originales
íntegros que en este primer tomo de su Cuentos completos se publica ahora
añadiéndole treinta y seis cuentos inéditos. De esta colección de cuentos
completos -así la denominaron los especialistas de Standford-, solo faltan los
cuentos extraviados o destruidos por su autor, quien llevó un riguroso registro
desde 1898 de las entregas que hacía a las diversas revistas y que es un arma
muy fiable y eficaz para los editores actuales.
A
través de estos primeros relatos se puede observar la evolución literaria de
London que va madurando progresivamente desde sus primeros inicios, en los que
escribía meras crónicas o comentarios sobre sus viajes, hasta ir depurando su
estilo con la práctica que le dio el oficio necesario para convertirse en un
gran autor y referente ineludible de la literatura breve. A lo largo de estos
relatos se aprecia la tensión que existía en su autor y la lucha entre los
intereses monetarios y sus aspiraciones literarias, lucha interna que la
mantuvo toda su vida. Por ese motivo, buscaba nuevas temas y técnicas
narrativas, por lo que escribía de temas tan novedosos para los lectores de su
época como eran el alcoholismo, enfermedades mentales, ecología,
extraterrestres, socialismo, boxeo, tauromaquia, explotación sexual y un sinfín
de asuntos más. Sin embargo, sus historias de aventuras son las que lo lazaron
a la fama y las que la mayoría de los lectores recuerdan con agrado, porque en
esas narraciones eran donde más brillaba su talento creador, elevando ese
género hasta el nivel de gran literatura y que sitúa a London entre los cuatro
grandes escritores de la narrativa breve universal, junto a los nombres de
autores como Guy de Maupassant, Edgard Allan Poe y Antón Chejov.
Sus
mejores relatos de aventura estuvieron inspirados en sus propias vivencias, lo
que les confiere una autenticidad, credibilidad y viveza que es imposible
alcanzar por autores que escriben sólo a través de la imaginación. Escribió la
saga del Norte, que forma parte de este volúmen primero y en la que figuran sus
mejores títulos “El silencio blanco” o “Encender una hoguera”
Fue,
también, autor de excelentes novelas como o “La llamada de lo salvaje”. (1903),
'El lobo de mar' (1904), 'Colmillo blanco' (1905), 'Martin Eden' (1909), 'La
peste escarlata' (1912) o El vagabundo de las estrellas (1915).
Consiguió
convertirse en uno de los autores más cotizados de su época. Se refugió en el
campo, en un rancho de 400 hectáreas en Glen Ellen (California), sonde pudo dar
rienda suelta a sus ideas ecologistas de las que era un adelantado a su tiempo
y que inspirarían a muchos de sus relatos.
Cuando
ya había conseguido el éxito, comenzó una etapa en la que los excesos se
convirtieron en sus peores enemigos. El alcoholismo y las malas inversiones le
llegarían a pasar factura. En 1906 inició la construcción de un barco de más de
35.000 dólares de la época, que era una verdadera fortuna, y que lo precipitó
hasta casi la ruina. Al mismo tiempo, sus escritos caían en su calidad
literaria, y a medida que se acercaba su muerte, sólo escribía historias por
encargo o inspirados en ideas ajenas que le “regalaban”.
Murió
el 22 de noviembre de 1916, aunque no se sabe a ciencia cierta si por motivo de
un suicidio o por un fatal ataque de uremia. No había cumplido más de cuarenta
años, pero a pesar de ser muy pocos le sirvieron para escribir una extensa y
excelente obra de narrativa breve en la que se expone buena parte de su vida de
aventurero y vagabundo que fueron los inicios de una brillante carrera
literaria, en la que se alzó, de forma indudable, como uno de los mejores
maestros del cuento de la historia de la literatura universal.