Poemas inéditos de Pedro Salinas
por Ana Alejandre
Pedro Salinas, el poeta de la Generación del 27, uno de sus más genuinos
representantes y el mayor en edad, pero también el poeta que supo tratar el
amor y sus gozos y desmanes con mayor belleza y rotundidad lírica, poeta de un
lenguaje limpio y transparente, lúcido estudioso y autor de múltiples obras
poéticas y ensayísticas, así como dramaturgo del que apenas se conocen sus
obras escritas para el escenario, ha vuelto a ser noticia con la publicación de
ciento cuarenta y dos poemas inéditos que han sido reunidos en «Poesía inédita»
(Ed. Cátedra) en una rigurosísima edición de Montserrat Escartín Gual,
catedrática y experta en la obra de Salinas y autora de la magnífica
introducción de dicha obra.
De la labor de compilación y edición de estos versos inéditos de Salinas,
afirma dicha señora que el problema más importante con el que se han encontrado
ha sido poder descifrar la enrevesada letra del poeta que ha dificultado
enormemente la ya de por sí ardua labor. Además, también ha supuesto un trabajo
ingente la consulta de los diversos manuscritos existentes en varios archivos
-el principal en la biblioteca Houghton de Harvard, donde se encuentra
depositado el legado de Pedro Salinas-. A todo eso, se han sumado otros
problemas como la dificultad para manejar los soportes materiales en los que
están escritos los versos inéditos, así como la inexistencia de datos para
poder fechar los poemas y la pésima catalogación de los manuscritos que han
convertido a su edición en un difícil pero no menos apasionante reto.
Estos poemas inéditos, ahora rescatados del olvido, siempre estuvieron
ante la mirada de los investigadores; pero ha sido la enrevesada e
indescifrable letra de Salinas la culpable de que pasaran inadvertidos y no se
catalogaran.
Al ver la cantidad y la calidad de dichos poemas inéditos, fue lo que
decidió reunirlos en esta obra que es una antología que ofrece un contenido
variado tanto en su grado de ejecución, ya que entre ellos se cuentan simples
esbozos, con mayor o menor grado de elaboración, a poemas totalmente
terminados, como en el estilo, pues se encuentran poemas de verso libre y
también de estrofa clásica con rima que están representados en siete sonetos
descubiertos entre los inéditos, así como otros en los que se encuentra el
isosilabismo. También hay diferencia en cuento a la extensión de los poemas,
pues hay algunos muy breves, que pueden ser asimilados a la poesía gnómica, y,
en contraposición con estos últimos, otros con largos versículos de 20, 23 y 26
sílabas en su etapa final, lo que le hace preguntarse a cualquier estudioso de
Salinas si éstos representan una inclinación del autor hacia el poema en prosa,
o bien son fruto de experimentos de métrica o simples proyectos de poemas que
fueron descartados por su autor.
Salinas tenía por costumbre volver a retomar poemas antiguos, quizás en
similitud con lo que ya hiciera Juan Ramón Jiménez que denominaba a su propia
producción literaria "obra en marcha", aludiendo así a que volvía a
sus poemas y escritos ya publicados para darles una nueva, corregida y acabada
forma.
Monserrat Escartín, por ese motivo, cree que la técnica de Salinas era,
más bien, rescatar poemas descartados en un principio que volver, una y otra
vez, a corregir lo ya publicado; pero esto no le exime de una escrupulosa atención
y cuidado en su escritura, al igual que hacía su maestro, el poeta de Moguer.
Aunque Salinas es para la mayoría un poeta especialmente volcado hacia
los temas amorosos, en estos poemas inéditos se encuentran reflejadas muchas
más cuestiones; la soledad, la incomunicación, las múltiples y nunca resueltas
dudas existenciales, la vida familiar y sus avatares como es el nacimiento de
los nietos; el desarraigo que Salinas vivió desde su marcha de España, la dura
realidad de la vejez y otros muchos que le sirven de punto de partida para
preguntarse sobre el sentido de la vida y reflexionar sobre la siempre
enigmática y misteriosa existencia de Dios; pero, además, trata de otros temas
entre los que la guerra civil española que vive en la distancia del exilio, lo
que le hace preguntarse en el poema «¡Oh, vosotros, hermanos!» -que aparece más
abajo-, sobre su propia actitud ante esa guerra fratricida de la que se siente
ausente en el espacio, pero no en el sentimiento de la tragedia y en la
impotencia de la lejanía.
Hay que celebrar la publicación de estos poemas inéditos que ofrecen una
mayor claridad sobre la figura de Salinas y que, quizás, hará cambiar la
opinión que sobre su propia obra poética se tiene, para definir mejor sus
matices y llegar a abarcar toda la magnitud de este extraordinario poeta cuyos
ecos aún resuenan como una de las voces más emblemáticas de la Generación del
27 por su rotundidad y belleza, lo que le hizo decir a García Lorca, hablando
de la poesía de Salinas y su límpida transparencia, que escribía un género
personal y exclusivo al que denominó las prosías.
Este poema que sigue, uno de los inéditos ahora descubiertos y
publicados, sirve de muestra de lo que se dice anteriormente y que refleja al
poeta que no sólo hablaba del amor, sino también de la guerra, del sufrimiento
y de la muerte y le hacía preguntar y preguntarse sobre su ausencia de la
patria en esos terribles sucesos, en un grito sordo que aún espera la
respuesta:
¡OH, vosotros, hermanos!,
en la gran lejanía
de esa tierra altanera
que me estáis defendiendo
a mí, que nací en ella,
¿me podréis perdonar
esto que yo no sufro?
¿Me podréis perdonar
el crujido del pan
limpio cuando se quiebra
vosotros, devorados
por la araña del hambre?
¿Me podréis perdonar
este techo de silencio,
estas cuatro paredes,
vosotros, sin más techo
que un cielo de metrallas,
sin más muros que cuatro
horizontes siniestros
por donde están rampando,
en vez de mis auroras,
sucios soles de odio?
¿Podrá esa guerra vuestra
perdonarme mi paz,
esta paz que me pesa
como otra guerra oscura?
¿Y podrán vuestras muertes,
tú, y la tuya, y la tuya,
y la del otro, y tantas,
diez, veinte, ciento, mil
muertes bajo la tierra,
perdonar una vida
que sigue en pie en mi pecho?
(1937-1939)